La Habana, Cuba – 4 consejos para leer antes de viajar a Cuba

Puedes haber leído cientos de noticias, blogs, opiniones o guías de viaje sobre Cuba, que al pisar la isla será como si no supieras nada. El asombro y la sorpresa serán tus compañeros de viaje durante los días que pases por allí y, en cierto punto de tu camino, deberá unirse también la paciencia. No te preocupes si tus primeras sensaciones no son buenas porque seguro que cambiarán. Puede llevarte unos días asimilar todas las sensaciones que provoca esta isla.

Domingo de dominó callejero

Si entras en el país con conciencia de sumergirte en él, cuidado no te vayas a chocar con el fondo muy rápido. Cuba debes tomártela con calma y apreciar hasta el mínimo detalle. Porque por mucho que te desquicie con sus colas eternas, su mala y difícil conexión y sus lentas gestiones, tú solo estás de paso. Eres un turista en un país que sufre un bloqueo, pero tú te puedes ir. Muchos de ellos no. Muchos no querrían, pero los que quieren no lo tienen tan sencillo, por lo que han tenido que aprender a vivir y a sobrevivir con lo que hay.

Por ese motivo, deberás abrir la mente hasta límites insospechados: cuando no consigas entender hasta qué punto está bien regatear, aunque pienses que puede que te estén intentando hacer pagar más de lo debido; cuando les oigas hablar de las formas de resolver -eufemismo de apañárselas como uno buenamente pueda-, o cuando te digan que no han visto determinados puntos de la isla porque los cubanos no tienen permitido el acceso.

De vuelta a casa de dos en dos

Cuba no es un destino normal, y al aterrizar allí no solo estás asumiendo que vas a conocer un país tropical precioso. Estás asumiendo que vas a sentir y a vibrar con cada historia que te cuenten, con cada persona que conozcas y con cada lugar que recorras, tanto para bien como para mal. Vas a disfrutar de sus jugos exóticos y de la comida criolla, al mismo tiempo que te olvidas de lo que era el silencio. Vas a escuchar reggaeton a todas horas y a acostumbrarte a la desconexión tecnológica total en cuanto empieces a conocer bien a la compañía de Internet de la isla (nuestra querida y odiada Etecsa).

Por ese motivo, como ya hay demasiados sentimientos que gestionar desde el momento de llegada a la isla, en esta entrada voy a intentar facilitarte el aterrizaje con algunos consejos. ¡Empezamos!

  1. Etecsa, el Internet cubano
  2. Asere, eres y serás turista
  3. Cómo diferenciar entre CUC y CUP
  4. Improvisar tiene un precio

1. Etecsa, el Internet cubano

Conectada en una plaza con WiFi

Este tema da para una entrada entera, pero voy a intentar resumir lo que aprendimos de Etecsa y su complejidad. Seguro que ya habréis leído que en Cuba el Internet no es de banda ancha y que hay que cargarse de paciencia en cada conexión. Pues hay más.

Lo primero de todo, ¿cómo consigues Internet?

Sencillo, solo tienes que dirigirte hacia las oficinas de Etecsa, la compañía telefónica del país, donde podrás hacerte con una tarjeta tras hacer 1 o 2 horas de cola (¡no exagero!). Nosotras fuimos en La Habana el primer día y ahí empezamos a entender cómo funcionan las colas cubanas. Pides la vez y te dicen las dos personas que van delante de ti. De esta forma, sabrás que llega tu turno cuando llegue el de esas personas.

Una vez llega tu momento tienes varias opciones según la cantidad de tiempo que vayas a necesitar de Internet. Nosotras, asustadas por la duración de la cola, nos decidimos a hacernos cada una con una tarjeta de 5 horas (unos 5 CUC por tarjeta).

Nos pasamos una tarde entera intentando descifrar el final de la clave, ¡y lo conseguimos!

Una vez hecho esto, puedes acceder a Internet con los siguientes pasos:

  • Acude a una plaza o área con WiFi público: las identificarás enseguida por la cantidad de personas sentadas mirando al móvil.
  • Accede a la URL que te especifica la tarjeta.
  • Rasca el código (¡con cuidado, que puedes emborronar el número) e introdúcelo.
  • ¡Tip extra! No pierdas de vista la página de inicio de sesión de Etecsa, enseguida te cuento por qué.

Una cosa a tener en cuenta es que, aunque por lo general solo haya conectividad en plazas y hoteles, en algunos edificios, sobre todo donde suelen alojar huéspedes, amplifican la señal de Internet de una plaza cercana a través de un ordenador y comparten WiFi con los dispositivos que conozcan su contraseña. De esta forma, incluyendo un solo código y clave de una tarjeta Etecsa, se puede conectar mucha gente a la vez.

Eso está bien porque puedes conectarte a la tarjeta de Internet de otras personas (¡y ahorrar tiempo de la tuya!), pero debes entender el funcionamiento y saber cómo desconectarte si usas tu tarjeta.

Conectados en Trinidad

Por lo general el proceso es sencillo. Si te conectas en una plaza, hay dos formas de desconectarse:

  • La más fiable, cerrando sesión desde la página de conexión de Etecsa.
  • En caso de que te desaparezca la página de conexión, con apagar el WiFi o alejarte serviría… siempre que estés en una plaza.

Ahora bien, ¿qué ocurre si te conectas desde una de estas casas con «WiFi»?

La cuestión ahí es que mucha gente está accediendo desde la misma tarjeta Etecsa, así que aunque tú te desconectes, si alguien sigue conectado, el tiempo de Internet de tu tarjeta sigue corriendo.

Nosotras descubrimos esto tras dos tarjetas de 5 horas de Internet perdidas, pero existe una solución. La cuestión es que, si usas tu tarjeta ETECSA desde una casa de renta conectada deberás pedir a los dueños que desconecten el WiFi del dispositivo, para asegurarte de terminar la conexión.

Conectadas al salir del colegio

Consejo extra: Si conectáis un solo móvil a una tarjeta Etecsa en una plaza y compartís el WiFi, con una sola tarjeta de Internet vais a poder funcionar varias personas a la vez. De esta forma optimizáis el tiempo de cada tarjeta ¡y os ahorráis unos cuantos CUC!

2. Asere, eres y serás turista

«Cuba es nuestra»

Nada más aterrizar en Cuba recibes dos golpes de realidad: la bofetada de aire tropical que te hace entender que allí en noviembre sigue siendo verano y el impacto de entender que allí eres un turista.

Y podrás pensar, «pero eso, ¿no lo habremos entendido antes?» La respuesta, al menos en nuestro caso, fue negativa. Cuando viajas por Europa, prácticamente vayas donde vayas, tienes la impresión de que podrías adaptarte a vivir allí, con la única barrera real del idioma.

El caso es que Cuba, siendo un país latino con el que compartimos idioma, no daba esa impresión. Desde el primer día paseando por La Habana y durante todo nuestro recorrido, sin siquiera abrir la boca, los locales sabían perfectamente que no éramos de allí. Muchas veces hasta identificaban la nacionalidad, sin necesidad de decir una sola palabra. Según nos indicaban, se notaba por mil motivos: la ropa que llevábamos, la forma de andar, los gestos…

La cámara ya destacaba paseando por Habana Centro

Pero más allá de eso, la cuestión es que ser turista allí implica muchas cosas:

  • La Ley contra el Asedio al Turista.

La primera es una condición irrefutable y es el estado de seguridad en que te encuentras sin saberlo. En Cuba existe lo que se conoce como la Ley contra el Asedio al Turista. Según lo que nos contaban, cualquier acto delictivo sobre un turista tiene una pena mucho más grave que sobre una persona cubana, por lo que cuidan mucho el contacto con personas extranjeras.

Por ese motivo, aunque en ocasiones se te acerque gente para tratar de convencerte de comprar en una cooperativa que conocen o de llevarte al mejor espectáculo de salsa de todo el año, no insisten si tu respuesta es negativa (al contrario de lo que habíamos vivido en otros países, como Marruecos por ejemplo, donde la insistencia es la norma).

Aunque parezca mentira, los locales también usan estos taxis tan característicos de Cuba
  • División irremediable entre locales y turistas

Otra cuestión que tardamos en entender es que no íbamos a poder sumergirnos en el modo de vida cubano. Esto se debe a varios motivos de los que el primero es, inevitablemente, el económico.

Según nos comentó nuestra guía de La Habana, la renta base de una persona cubana ronda los 350 pesos cubanos o CUP (unos 15 CUC), mientras que si eres una persona estudiada, la renta se queda en unos 500 pesos (unos 20 CUC). Esto restringe mucho sus opciones.

Mercadillo en las calles principales de Viñales

En los restaurantes esta situación se percibe claramente ya que, por lo general, comerás rodeado de turistas. Según nos contaba un camarero en Viñales, la pizza que estábamos cenando para ellos supondría la mitad del salario del mes. Cuando empiezas a entender esta situación, la incomodidad ya no desaparece. Por suerte, nosotras encontramos la web de un chico español que había vivido en La Habana un año y, gracias a sus recomendaciones, pudimos ir a varios sitios «fuera de ruta».

Los cayos, destino exclusivamente turístico

Otro ejemplo puede ser el tema de los cayos. Estas paradisíacas playas que rodean la isla están repletas de hoteles todo incluido como única alternativa de alojamiento y, en muchos casos, con playas privadas para los huéspedes. Según nos contaba el taxista que nos llevó al Cayo de Santa María, aparte de no poder costearlo, en muchas ocasiones las personas cubanas tienen incluso limitado el acceso a estas zonas turísticas.

El malecón: un buen lugar para integrarse con los locales

Pero no todo está perdido. Gracias a iniciativas como las casas de renta, los taxis compartidos y los locales para bailar salsa y reguetón conseguirás entrar en contacto con cubanos, conociendo su humor, sus expresiones y, sobre todo, su forma de enfrentarse a la vida con una sonrisa y mucha picardía.

3. Cómo diferenciar entre CUC y CUP

Las colas de la Cadeca, la casa de cambio cubana

Lo habrás leído en cientos de sitios, pero es que conseguir diferenciar con agilidad las dos monedas cubanas es de vital importancia.

¿Por qué es tan importante diferenciar los CUC de los CUP?

Fácil, porque la principal diferencia es su valor. El CUC, también conocido como peso convertible, tiene un valor equivalente al del dólar americano y, por tanto, más semejante al del euro. Sin embargo, el CUP o peso cubano tiene un valor bastante inferior. La conversión, cuando estuvimos en noviembre de 2018, eran 24 CUP equivalentes a 1 CUC.

Por esa razón, conocer la moneda en que te dan el cambio es sumamente relevante, ya que puede tratarse de céntimos o de dólares enteros.

Los CUP o pesos convertibles y sus ilustraciones de edificios

La mejor forma de diferenciar ambas monedas es a través de un truco que nos confío la guía del Free Tour de La Habana el primer día. Mientras que los CUC o pesos convertibles siempre muestran edificios, los pesos cubanos o CUP vienen siempre ilustrados con personajes cubanos relevantes. De hecho el billete de 3 pesos cubanos es uno de los grandes souvenirs de la isla: el billete con la figura del Che Guevara. Así que, sabiendo esto, ¡ojo los billetes con los que te dan el cambio!

4. Improvisar tiene un precio

Viajando en taxi compartido por Trinidad

Con el objetivo de no crear un plan de viaje fijo para poder seguir recomendaciones locales, nosotras tomamos la decisión de no reservar ni alojamientos ni transportes, más allá de nuestros tres primeros días en La Habana (llegábamos de noche y necesitábamos poner en la aduana la dirección de un alojamiento al que dirigirnos).

En la medida de lo posible, nuestra idea era alojarnos únicamente en casas de renta. Las casas de renta son casas de particulares que disponen de un permiso del Estado para alojar huéspedes y donde puedes pasar la noche por unos 20-25 CUC (dependiendo de la ciudad, de la zona y de hasta dónde consigas llegar en el regateo). Esta opción de alojamiento no viene ligada al lujo, pero te da una perspectiva estupenda del modo de vida local, ya que te permite vivir e interactuar con ellos al menos por unos días.

Indicador de casa de renta de nuestro último alojamiento en La Habana: el hostal Paraíso

Según habíamos leído, todas las personas que te alojan suelen tener conocidos en otros lugares de la isla, así que confiábamos plenamente en ello para ir improvisando nuestro viaje sobre la marcha. Pero claro, tan acostumbrados como estamos a solucionarlo todo en un momento por Internet, no teníamos en cuenta que allí se sumaban dos factores: la conexión a Internet es complicada y, por lo general, tu única solución va a consistir en confiar en que los contactos de quienes te ayudan estén disponibles. Es decir, improvisar se complica enormemente y las soluciones dejan de depender de ti.

Nuestro conductor de camino a Viñales

Para nosotras esto fue desde luego parte de la experiencia, pero no siempre tuvimos suerte. En Viñales, por ejemplo, nos alojamos en casa de una familia adorable, y enseguida nos recomendaron conductores para todos los trayectos que quisimos hacer (la visita de un día a Cayo Jutías y el viaje hasta Trinidad).

Por el contrario, en Trinidad, nos alojamos en una casa de renta que realmente se trataba de una especie de hostal y perdía esa esencia familiar que habíamos conocido en otros alojamientos -además de que tuve varios rifirrafes con la gerente de la casa por varios motivos, que no vienen al caso 😂😅-.

Desayuno en nuestra casa de renta de Viñales

Por tanto, con esta experiencia vivida te planteo dos consejos:

  • Si llegas pronto a tu destino, podrías probar a buscar tu casa de renta ideal visitándolas, ya que son fáciles de identificar en las ciudades al tener colgado un cartel azul bastante característico en sus puertas.
  • Otra opción es verlas por AirBnb, porque algunas de ellas tienen un anuncio en esta plataforma. Eso sí, si ya te encuentras en Cuba, tendrás que pedir a alguien que te lo reserve desde tu país de origen, ya que desde la isla no puede realizarse la reserva en esta plataforma.

En resumen, nuestro consejo es que, si quieres improvisar, debes asumir el riesgo que implica. Y, muy importante, trata de no dejarlo para el último momento porque una vez allí, debes confiar en que las personas con quienes te relacionas tengan un contacto con el que puedas regatear tus precios por teléfono al momento. Así que, más vale prevenir que curar.

Casa de renta en Habana Centro

Vivir la experiencia cubana

Como decía al principio, si algo define a este destino son las sensaciones que te produce. Si tratas de sumergirte y de experimentar la vida local de cerca está claro que, tanto bien como para mal, no te dejará indiferente. Quería compartir estos consejos porque realmente nosotras los echamos en falta antes de nuestra llegada, pero si con esto he logrado asustarte y quitarte las ganas de ir, debes saber que no era para nada mi intención.

Cuba es un destino que hay que vivir más que visitar y, en ocasiones, puede resultar desquiciante y llegar a saturarte. Por eso, para suavizarte la llegada te aconsejo informarte bien antes de llegar, pero una vez allí, ¡disfruta! Sonríe con sus piropos, baila sin vergüenza, come, bebe y, sobre todo, habla mucho con su gente. Cuba es un país de contrastes y debes conocerlo con todos sus matices, así que lánzate a disfrutar y a sentirlos todos.

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