Los Parques Nacionales de la región de Alberta, en Canadá, constituyen un espectáculo de la naturaleza viva. Encuentros fugaces con osos, alces o cabras montesas; o la aparición de todo tipo de roedores de agua y tierra te hacen percatarte de que te encuentras de paso en una zona que es hogar de muchos seres vivos. Eso sí, la diversidad de especies que habita estos parques es tan amplia como el respeto que tienen los locales para mantenerla intacta. Y es algo a lo que debes amoldarte desde el primer momento.

Aterrizamos en Calgary en mitad de la primavera, pero en las Rockies todo se estaba desperezando aún. Los árboles volvían a lucir verdes hojas, que combinaban con las cimas aún blancas, tras el largo invierno de esta región. Por ese motivo, la carretera que conecta los parques de Banff y Jasper, la famosa Icefields Parkway, desencaja mandíbulas y se convierte en un auténtico reto para los ojos, que tratan de absorber cada detalle, cada color, cada contraste.

Nosotros pasaríamos una semana en Alberta, 3 días y medio en Jasper y, a continuación, lo mismo en Banff. Así pues, nada más llegar al aeropuerto de Calgary, recogimos nuestro súper coche de alquiler (American size) y emprendimos camino a Jasper. Lo hicimos así para empezar por la zona más alejada y asegurarnos de estar lo más cerca posible del aeropuerto a la vuelta. Poco después descubrimos que había sido la elección más adecuada, ya que el deshielo empieza antes por la zona norte, mientras que en Banff la primavera tarda algo más en arrancar.

El trayecto en coche desde Calgary hasta Jasper nos permitió viajar en el tiempo por las diferentes estaciones del año tal como las viven en estos Parques nacionales. Las Rocosas nos recibían con el aspecto otoñal de quien empieza a adentrarse en un frío invierno. Eso sí, una vez cogimos el desvío desde Trans-Canada Highway hacia Icefields Parkway, winter was coming.
La zona de los glaciares hacia la que ascendíamos estaba ese día inmersa en una tormenta de nieve que reducía la visibilidad y daba impresión de estar en el pasado enero. Sin embargo, una vez comenzamos el descenso hacia el pueblo de Jasper, la primavera florecía. Los picos de las montañas seguían coronados por la nieve, pero podíamos ver la vida fluir de nuevo en los ríos y cascadas que íbamos dejando atrás. El verano haría una breve aparición unos días más tarde, durante una de las rutas, con temperaturas que, a esas alturas, había perdido la esperanza de vivir en Canadá.

Jasper, nuestro campamento base
Jasper, un pueblecito escondido entre montañas, fue nuestro oasis particular durante el frío abril que nos recibió en Alberta. El pueblo cuenta con una zona central donde encuentras todo tipo de establecimientos y servicios. Desde una lavandería o un Starbucks hasta tiendas de souvenirs o de equipamientos para las rutas, entre los que se contaba -¡cómo no!- el famoso bearspray o spray anti osos.

Antes de llegar, recopilé varios blogs y artículos que hablaban sobre las rutas que seguir en Jasper. Sin embargo, tras haber visitado la zona, he concluido que la mejor opción en estos Parques Nacionales siempre será preguntar en la oficina de turismo. Las Montañas Rocosas son, como ya comentaba, el hogar de muchas especies diferentes y, sus condiciones climatológicas son muy diferentes a lo largo del año. Por ese motivo, es especialmente relevante que, dependiendo de la época en que las visites, trates de adaptarte a sus ciclos lo máximo posible.

En la oficina de turismo serán capaces de comunicarte las condiciones de cada ruta, los avistamientos de vida salvaje, las precauciones a tomar y las mejores opciones, según el tiempo que haga. En nuestro caso tuvimos mucha suerte: a pesar de que el frío no se terminaba de irse, muchos lagos ya estaban descongelados y las rutas eran accesibles. Así que, por si puede servirte de referencia, este fue nuestro diario de viaje durante los días que disfrutamos de Jasper y sus alrededores.
Día 1
Maligne Canyon

Tras acudir a la oficina de turismo, comprar nuestro bote de bearspray y tomar conciencia de la posible presencia de animales en nuestros caminos, la ruta de Maligne Canyon sería nuestro primer contacto con la naturaleza de Alberta.
- Situación mental: en pánico constante ante la idea de un encuentro con un oso durante la ruta.
- Situación física: molestias en la rodilla y muchos escalones por delante.
Esta ruta por el Cañón de Maligne cuenta con varias opciones dependiendo de la longitud que busques. El recorrido atraviesa hasta 6 puentes por lo que en esta ruta Do-It-Yourself solo tienes que decidir hasta cuál quieres llegar.

Nosotros decidimos llegar hasta el quinto puente, haciendo ida y vuelta por el mismo sendero, el más cercano al cauce. Las caídas de agua y los recodos del río se encontraban aún, en algunos puntos, congelados. La quietud de las pequeñas cascadas y las perspectivas que proporcionaban de ellas los primeros puentes fueron las grandes estrellas de este recorrido.

Maligne Lake
Continuando por la zona de Maligne, nos dirigimos a uno de los lagos más fotografiados y conocidos de estos Parques Naturales.

Si escribes «Maligne Lake» en Google, prácticamente todas las fotos representativas de la zona muestran un lago entre montañas nevadas, con un islote en un lado. Sin embargo, debes saber que este lago es muy extenso y que, para encontrar esa perspectiva, con su famosa Spirit Island como protagonista, debes tomar unos remos y avanzar por agua.

En nuestro caso, con el lago congelado, tuvimos que conformarnos con una perspectiva más invernal. Además, nos decidimos a cruzar la parte de bosque que separa a este lago del Lake Moose, a una media hora de camino (quizás menos, pero la nieve nos ralentizaba bastante). Esta zona es un buen lugar para encontrar al animal que le da nombre: el alce. Se ve que cuando el agua está descongelada es muy común encontrarlos bebiendo del lago o comiendo en los alrededores.

Nosotros, no tuvimos suerte, aunque quizás fue lo mejor porque, según nos comentaron, la población de alces se encontraba en época de cría y podía llegar a ser peligroso encontrarse con alguno de cerca. Eso sí, ese mismo día a la vuelta, como consuelo, veríamos wapitis (también conocidos como ciervos canadienses o elks) en los alrededores de la población de Jasper. ¡Algo es algo!

Día 2
El segundo día por Jasper decidimos alejarnos algo más de nuestro campamento base y hacer ruta temática de cataratas. Nos lanzamos Icefields Parkway al sur, disfrutando de las vistas de postal que proporciona esta idílica carretera.
Sunwapta Falls
Primera parada, dos posibilidades de ruta:

Para aquellos para quienes las cascadas sean un alto en el camino, el acceso no puede ser más sencillo. Desde el aparcamiento, a unos 100 metros, existe un puente que da una perspectiva privilegiada de estas cataratas. Un islote repleto de árboles divide en dos el curso del río, que se reúne de nuevo casi en caída libre. Nosotros tuvimos la oportunidad de verlas a medio descongelar, pero podría afirmar que este lugar tiene una instantánea perfecta para cada estación.

Para quienes estén buscando una ruta algo más larga, sin embargo, existe una buena opción que permite obtener unas vistas espectaculares del cañón por el que discurre el río. Descendiendo un poco desde el puente de observación, a la derecha desde el aparcamiento, empieza un sendero entre árboles.

Este camino desciende junto al río, proporcionando diferentes perspectivas: desde arriba de los escarpados acantilados que rodean el curso del río, viendo su sinuosa silueta o a pocos metros de su orilla y de sus saltos de agua.

En un momento dado hay un recodo a la izquierda, donde encontramos un banco con una inscripción. Estos bancos pueden encontrarse por todo el parque y sirven de homenaje por parte de las familias a aquellos a quienes no quieren olvidar. Merece la pena leer los mensajes de recuerdo que dedican a quienes disfrutaron en el pasado de esos entornos de naturaleza. Sentándonos en este banco en particular, tuvimos unas vistas privilegiadas de unas pequeñas cascadas. Sus caídas de agua estaban tan cerca que el rumor del agua cayendo es lo único que escuchas a tu alrededor. Llega a aparecer un oso ¡y ni nos damos cuenta!
Ya no quedaba mucha más bajada, una vez pasado este recodo. La pendiente no era muy pronunciada, pero permitía acabar con una perspectiva tan típica de las Rocosas como esta.

Athabasca Falls
Volviendo hacia el pueblo de Jasper, encontrábamos estas cascadas a la izquierda de la carretera. Las Athabasca Falls no tienen un recorrido muy largo, pero cuentan con una serie de paneles que narran la historia de la lucha que lleva años librándose entre el agua y la dura roca de esa zona.

De hecho, no hay que fijarse mucho para ver las peculiaridades de las piedras que rodean a la cascada, donde el agua ha ido excavando su hueco en una piedra que no está dispuesta a dejarse cincelar. Esto deja unas formas tan peculiares en la roca, como si hubieran sido modeladas por un pequeño tornado.

Día 3
Último día completo y soleado por Jasper. Tras ir a preguntar a la Oficina de Turismo, decidimos aprovechar y descubrir algunas rutas cercanas al pueblito que nos había acogido esos días. Los trayectos en coche entre estas rutas no superaban la media hora, por lo que fue muy sencillo crear esta ruta temática de lagos dentro del mismo día.
Five Lakes Trail

Cinco lagos, cinco tipos de azul. Esta ruta tiene diferentes posibilidades, más cortas o más largas, pero nosotros nos decidimos por improvisar un término medio (siempre dentro de los caminos establecidos, como te indican para preservar fauna y flora).
La ruta comienza por un camino entre árboles, que conduce a un puente. Una vez cruzado el puente, puedes decidir hacia qué lado de la ruta circular te diriges: directa hacia el primer lago o hacia el quinto.

Nosotros decidimos hacer la cuenta atrás y nos enfocamos al quinto lago. Encontramos algún que otro estanque por el camino y elucubrábamos sobre el número del lago que estaríamos viendo, pero puedo afirmar con seguridad que, una vez encuentras uno de los 5 lagos, sabes que por fin lo estás viendo.

Esos colores tan vivos en un lago natural parecían mentira. La primera impresión es que alguien ha metido esa imagen en Photoshop y ha subido la saturación al máximo, pero te das cuenta de que lo estás viendo con tus propios ojos y que no es así. Además es cierto que cada lago tiene sus matices:

El primer lago tiene tanta agua que da una apariencia monocromática, aunque su azul es tan intenso que deslumbra en contraste con su paisaje rodeado de árboles y picos nevados. El cuarto, sin embargo, parecía una paleta de azules y verdes al completo. El tercer lago lo vimos a medio descongelar y el segundo estaba bastante más vacío de lo que esperábamos. El quinto, sin embargo, daba una estampa de postal perfecta, con un embarcadero que permitía detenerse a observar su intenso azul con calma.

La ruta duró unas 3 horas, ya que hicimos la vuelta a los 5 lagos y recorrimos todo el lateral del primer lago, siempre a ritmo de paseo. Si algo bueno teníamos que agradecerle a esta época de primavera invernal es que aun no había llegado la temporada alta. Por tanto, podíamos disfrutar y fotografiar paisajes increíbles como estos, como si fuéramos las únicas personas presentes en kilómetros a la redonda.
Pyramid Island

En este punto nos limitamos a hacer una parada técnica para visitar Pyramid Island, dentro de Patricia Lake.
Este pintoresco lugar fue nuestra parada de sobremesa perfecta. Sentándote en los bancos que rodean la isla podrías mirar al infinito durante horas sin cansarte de lo que ves.

En los paneles informativos de la propia isla indicaba que era común escuchar desde esa zona el aullido de lobos. Por lo visto, los bosques colindantes al lago son zona de paso de las manadas y, a veces, hasta habían sido vistos en el islote donde nos encontrábamos.

Lake Annette
Este lago de aguas cristalinas cerraría nuestra estancia en Jasper. El recorrido circular que rodea el lago desde su orilla, convirtió este paseo en el fin de fiesta perfecto para nuestros días por allí.
La ruta discurre por una zona pavimentada, lo que la convertía en wheelchair friendly (apta para sillas de ruedas). Tendría una duración de 1 hora u hora y media como mucho, que nosotros hicimos con calma y deteniéndonos a hacer fotos cada dos por tres.

Las aguas claras de este lago al atardecer nos despedían de la zona de Jasper, pero también del sol y de la idílica primavera que habíamos vivido en ese Parque Natural. A partir de este punto nuestro viaje bajaría unos cuantos grados, retrocediendo a lo que parecía más Febrero que finales de abril.
Al día siguiente emprendíamos el camino hacia Canmore, un pueblecito a 20Km de Banff, donde pasaríamos el resto de nuestros días por Alberta. Pero esta, ya es una nueva historia que contar. See you soon Jasper!
Gracias Alba por tus maravillosos relatos de viajes. Lo haces tan bien que nos transportas a todos esos lugares que has visitado.
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