Uña, España – Subiendo por el Escalerón y llegando hasta la Raya

De la misma manera que en verano suele llamarnos la playa, en invierno lo que nos tira es la montaña. Por ese motivo, a finales de este pasado diciembre y a modo de escapada navideña, decidimos rendirle visita a una de nuestras joyas del interior de la Península. Cuenca es un destino perfecto para pasar tanto dos días como una semana entera y es que, aunque su centro histórico se puede recorrer en un solo día, la provincia ofrece entretenimiento para no aburrir.

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Perspectivas desde un punto a mitad del recorrido

La ruta del Escalerón y la Raya es uno de muchos ejemplos de los diferentes atractivos de la provincia, sobre todo enfocados a amantes de la naturaleza y el senderismo. Nosotros tuvimos la suerte de toparnos con esta ruta por pura casualidad: la verdad es que pretendíamos hacer otro recorrido, pero por equivocación comenzamos este. ¡Y qué suerte la nuestra! Una vez realizado el ascenso a los acantilados, las vistas nos dejaron totalmente boquiabiertos y aunque habíamos planeado una ruta más corta, no nos arrepentimos ni un segundo de la confusión.

Los datos técnicos los encontraréis mucho mejor detallados en la página de Wikirutas, pero sí que puedo decir que la distancia a recorrer es de 9 kilómetros, en los que hay unos 300 metros de desnivel. Aún así hay que decir que la mayor parte de la subida y bajada se realiza al principio y final de la ruta, ya que por lo general el camino discurre al borde de los precipicios que rodean la población de Uña.

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En las zonas de sombra del valle la temperatura era notablemente más baja.
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La Laguna de Uña al atardecer

El camino comienza saliendo del pueblo de Uña y dirigiéndonos hacia la piscifactoría, bordeando la laguna, que queda a nuestra izquierda al principio de la ruta. En un momento dado, poco antes de llegar a la piscifactoría, encontramos un desvío a la derecha que nos lleva hacia el Escalerón. Aquí emprendemos la subida por el susodicho, que realmente consiste en una cuesta adaptada para una subida relativamente cómoda hacia los precipicios que rodean Uña.

Cuando alcanzamos la cima del Escalerón, continuaremos el recorrido por un camino amplio y cómodo que queda a nuestra izquierda y bordea los acantilados que perfilan la localidad. Las vistas como podéis comprobar, son impresionantes desde el primer momento. A lo largo de la ruta nos iremos encontrando miradores, tanto artificiales como naturales, que nos darán diferentes perspectivas del pueblo de Uña desde las alturas.

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Vistas desde el Mirador de Uña
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Vista de los precipicios y del Escalerón (los árboles al fondo tapan la subida) desde el Mirador

Es destacable la cantidad de aves visibles a lo largo de toda la ruta. Según los paneles informativos que íbamos encontrando se trataba por lo general de aves rapaces, entre las que había águilas reales, treparriscos, alimoches y buitres leonados. Sobre todo, muchos buitres leonados. Durante ciertas partes del camino, podremos verlos sobrevolándonos en círculos, lo cual puede dar bastante respeto y más aún si los vemos descender en picado. Sin embargo, no hay nada que temer. Tal y como podemos leer en este artículo de La Vanguardia, estas aves ni atacan ni cazan, son puramente carroñeras. Aunque, todo sea dicho, cuando los ves tan cerca y tan grandes, es normal que tampoco se te ocurra aproximarte más de lo debido.

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Un buitre leonado descansando en el borde del acantilado

Finalmente, tras rodear el valle desde las alturas, comenzaremos a descender por un antiguo camino de caballerías hacia la denominada Raya. La Raya no es otra cosa que un sendero recortado en la piedra de los acantilados, que desde lejos se percibe como una línea, pero que es suficientemente amplia para realizar por ella la bajada. Una vez pasada la Raya, iremos bajando paulatinamente por senderos rodeados de vegetación hasta llegar a un puente que nos llevará hasta el pueblo de Uña.

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El sendero que discurre por la Raya

Nosotros tardamos unas 3 horas y media en hacer el total del recorrido, pero nos detuvimos en varias ocasiones, por lo que probablemente si se hace a buena marcha y sin detenerse, será más corto. En Wikiloc podemos ver el recorrido real a realizar en esta ruta, aunque el recorrido está bien señalizado por lo que no existe el riesgo de perderse a lo largo del mismo.

La verdad es que, a pesar de no ser una ruta espectacular en sí misma, la vistas la convierten en una sorpresa constante. A medida que vas avanzando parece que te acostumbras a esa perspectiva de pájaro que te proporciona la altura, pero no es cierto. Detrás del siguiente recodo vuelves a ver algo que te impresiona y te embelesa. Fue una auténtica suerte toparnos con esta ruta y, aunque tuvimos que dejar pasar la oportunidad de visitar el Nacimiento del río Cuervo, volvería a hacerla sin dudarlo. No todos los días puedes ver las cosas a 300 metros de altura sin alas.

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