Los colores vivos, la música callejera, la vidilla en calles, restaurantes y bares de la zona. No hacía falta mucho para darme cuenta de que el barrio de Sternschanze, localizado en el distrito de Altona, era un núcleo en crecimiento de la ciudad de Hamburgo. Su aspecto recuerda a una mezcla entre las madrileñas Malasaña y Lavapiés, pero con tres kilos más de arte callejero.

Nada más bajar del S-bahn que nos traía a este barrio, pasamos por debajo de un puente que estaba repleto de músicos y música. Ya ahí los colores conquistan la calle: los carteles, los graffitis hechos con más o menos arte en sus muros, las peculiares tiendas de la zona.

Lo auténtico, sin embargo, viene cuando alcanzamos la calle Schulterblatt. Allí nos topamos de frente con un antiguo teatro que ahora bien podría llamarse museo callejero, la joya de la corona de este rebelde barrio. Un edificio construido con la idea de usarse como teatro, pero dedicado a diversos usos a lo largo del tiempo. La conocida Rote Flora fue ocupada en 1989 y desde entonces ha sido hogar para los sin techo, local de reunión de artistas y músicos alternativos, y centro de conferencias y reuniones políticas de corte progresista.

Este edificio, repleto de carteles de eventos de todo tipo (políticos, artísticos, culturales,etc), tiene además una historia reciente. A finales de 2013 el ayuntamiento de Hamburgo anunció la decisión de reconstruir la Rote Flora, lo que inició una serie de manifestaciones en el barrio para defender este icono de Sternschanze. Crearon plataformas en redes sociales y hubo algunas manifestaciones violentas, hasta que, a principios de 2014, el consistorio se dio por vencido y este antiguo teatro ha podido permanecer como se le conocía.

Más allá de este icónico edificio, el barrio de Sternschanze tiene un ambiente característico que lo diferencia de cualquier otra parte de la ciudad. Y, aunque no es lo mismo verlo que vivirlo, en este vídeo he hecho una pequeña recopilación de canciones de los artistas callejeros Denmantau, grabadas en las inmediaciones de Sternschanze.

Este vídeo, como digo, muestra parte de mi corta visita a esta zona alternativa, pero como todo buen barrio activo, tiene diferentes caras y todo dependerá de la que quieras y te dé tiempo a conocer. Yo estuve allí en primavera de 2014 y el ambiente en la calle era impresionante. Ya habían sacado las terrazas y cada silla estaba ocupada por una persona con las manos ocupadas por una cerveza. Los restaurantes vegetarianos y las tiendas bio estaban tan presentes como los bares con cerveza alemana a precio alemán.

La zona además acoge diferentes restaurantes de todos tipos y nacionalidades. Uno de los típicos -aunque yo no pude probarlo-, es el Kumpir. Este restaurante turco estaba recomendado tanto por estudiantes internacionales como por locales y su plato estrella era la patata rellena. Siendo Alemania, no es extraño que triunfe tanto un restaurante que sirve Kartoffel, pero es que viendo los platos tengo que decir que yo me quedé con ganas de probarlas.

A todo este encanto canalla se le suma otro más en tres momentos del año, y es que no muy lejos de allí colocan el DOM. Y, ¿qué es el DOM? El Hamburger DOM es una feria que se monta en la ciudad en tres ocasiones a lo largo del año y es un despliegue de actividades, atracciones y buenos precios de comida y bebida. Puede parecernos una feria ambulante sin más en principio, como las que se montan en España por Navidad, pero para los alemanes es «El Evento». Yo pude visitar el DOM en época navideña en 2013 y es que, en un país donde el frío en invierno no invita a salir a la calle más que en contadas ocasiones, el DOM -igual que los Wiener Markt o mercadillos navideños- es la excusa perfecta que les saca de sus casas con ilusión. Os aseguro que merece la pena verlo. En esta página web se pueden comprobar las fechas en las que estará presente la feria.

En resumen, el barrio de Sternschanze ha ido ganando importancia y revitalizándose con los años y, en la actualidad, puede considerarse el barrio de referencia para todo tipo de establecimientos alternativos. Sus ritmos, sus colores y su vida hacen inevitable adorar este barrio desde el momento en que se pisa. Si se va a Hamburgo, Sternschanze desde luego merece una visita.