Tampere, Finlandia – Sudando en una sauna finlandesa

“Están locos estos finlandeses”. Esta frase resonara en la cabeza de todo extranjero que les haya visto realizar el ritual de la sauna por primera vez. A primera vista puede no parecer una experiencia agradable, hay que reconocerlo. Gotas de sudor que recorren espaldas, piernas, brazos, caras y cualquier otra parte de piel expuesta a los 140ºC de sensación ambiente que queda encerrada entre sus cuatro paredes.

Eso aún tiene un pase para algunos, pero lo peor es la segunda fase, que incluye un chapuzón en agua helada en un mar o lago cercano o, en su defecto, una ducha fría inmediatamente después de salir de la sauna.

Si se describe así claramente no suena agradable, pero todo depende de cómo lo mires. A ojos de un finlandés, la sauna es casi un acto sagrado. Parecerá un estereotipo, pero en su caso es cierto: los finlandeses usan la sauna como mínimo una vez a la semana. Algo más del 70% de las casas cuentan con una sauna integrada. Aunque por supuesto, la experiencia clave es la del uso de una sauna pública a orillas de un lago o de algunos de los mares que tocan sus costas.

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Los lagos finlandeses están congelados gran parte del año, por lo que tienen que calentar el agua con un motor para abrir agujeros en el hielo para bañarse.
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En algunas ocasiones, construyen hasta carreteras sobre ellos mientras están helados.

Si es una sauna tradicional, el olor a madera cubrirá por completo -afortunadamente- cualquier tipo de olor corporal o a humedad que se pudiera generar en a la sala. Y menos mal, porque a no ser que sea una sauna pública, éstas suelen ser pequeñas y sería, por lo tanto, angustioso que retuviera esos olores, que empeorarían al sumarse a la sensación de calor.

Habiendo vivido un año por estas latitudes, no puede hacerse otra cosa que quitarse el miedo y los prejuicios y lanzarse a probar esta experiencia de primera mano. Y el resultado es sorprendentemente positivo. En mi caso, de hecho, una vez empecé, no podía parar. Y es que no es solo lo relajante del proceso en sí -que todo hay que decirlo, te relaja en cuerpo y alma-, sino también y principalmente la tradición que le acompaña. Para muchos finlandeses esta actividad forma parte de su vida diaria y suelen decir incluso que grandes negocios se han cerrado en saunas por su carácter ancestral.

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Rauhaniemen kansankylpylä, sauna al norte de la ciudad de Tampere

La sauna finlandesa es la manera perfecta de lidiar y disfrutar del frío invierno y es uno de sus patrimonios más preciados. Pero ¿cómo se utiliza realmente la sauna? Obviamente, yo no soy ninguna experta, pero aquí puedo contar lo que he visto, me han contado y he vivido. Y espero que con ello te convenza para disfrutar la experiencia si tienes dudas de ello.

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Bañistas al atardecer

Entras en la sala, prácticamente desnudo o incluso totalmente -hay saunas donde no se permite el uso de bañador!-, y tu cuerpo, tu piel, tu aliento, todo comienza a arder. Eso te obliga a relajar la respiración y, poco a poco, vas relajándote tú. Notas el sudor caer por tu espalda y por todas tus extremidades en general, pero no es un proceso sucio, sino más bien todo lo contrario. Da una sensación de purificación y es que el calor de la sauna abre los poros y permite que salga la suciedad acumulada en ellos. El crepitar del agua al caer sobre las rocas puestas sobre las brasas que caldean el ambiente son la única banda sonora. Respiras e inspiras con tranquilidad y, cuando ves que la presión del calor empieza a ser demasiado, te levantas y sales de la sauna. Sin frenar ni pensar en ese momento, te diriges hacia el lago que -con suerte- tendrá cerca esa sauna y te zambulles totalmente. Yo he llegado a realizar esta experiencia con -40º de temperatura ambiente y el agua a 1ºC y MERECE LA PENA. Tras salir de la sauna y meterte directamente al agua helada –una ducha fría serviría en su defecto!-, el cuerpo se estabiliza con la temperatura ambiente y, por increíble que suene, se puede estar en bañador, sin sentir frío, a -30ºC.

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Se hace un agujero en el lago helado para poder bañarse en él hasta en invierno

La sensación es increíble. La fría temperatura del agua es precisamente la que te proporciona calor para poder permanecer en el exterior. Por lo tanto, una vez se pase el shock inicial y las piernas empiecen a recuperar su sensibilidad, comprobarás el efecto de la experiencia. Y, muy probablemente, volverás a meterte a la sauna acto seguido una segunda vez, para repetirla.

En mi caso, la sauna a la que acudía religiosamente al menos una vez al mes durante mi tiempo allí se llamaba Rauhaniemen kansankylpylä y estaba en la ciudad de Tampere. Sin embargo, os aseguro de que tendréis miles de opciones repartidas por todo el país: desde en el mar Báltico en Helsinki hasta el mar Ártico en Laponia. Por lo que no hay excusa que valga para evitar tener que armarse de valor y luchar contra el frío en tierras finesas con su tradicional sauna.

 

5 comentarios en “Tampere, Finlandia – Sudando en una sauna finlandesa

  1. Hala, ¿estuviste un año viviendo en Finlandia? Fíjate si son importantes las saunas para los finlandeses, que yo tengo una, pues mi abuela cuando vino a España se compró una casa con dos baños, y uno de ellos lo reformó para que fuera una sauna. ¡No pueden vivir sin ellas!

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      1. ¡Muchísimas veces! Mi madre es finlandesa, por lo que hablo, leo y escribo finés. He nacido en España pero me he criado en ambiente finlandés, así que son varias las veces que he visitado el país. De hecho, alguna vez me gustaría vivir allí una temporada, un añito o dos.

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      2. Hala qué fuerte! La verdad es que conociendo tan de dentro esa cultura sería bonito que pasaras un tiempo por allí, aunque te recomiendo hacerlo a partir de diciembre, que la luz mejora. Por cierto, hauska tavata 🙂

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