Teruel, España – La historia de sus Amantes

Hay historias románticas y luego está la de los enamorados más conocidos de Aragón: los Amantes de Teruel. La trágica historia de Isabel de Segura y Diego de Marcilla es archiconocida y, al mismo tiempo, un misterio para muchos. Algunos se quedan en la frase «Los amantes de Teruel, tonta ella, tonto él«; otros tratan incluso de verificar científicamente su validez. Sea como sea, y quedándonos en un punto medio, esta bonita historia merece ser divulgada y conocida.

Empezando por el principio, se suele decir que Teruel tiene tres elementos característicos: el mudéjar, el Torico y sus amantes.El arte mudéjar esparcido por toda la ciudad es un símbolo de la convivencia entre las tres grandes religiones en la capital turolense. El verde y el blanco están esparcidos por las construcciones de toda la ciudad, incluyendo las religiosas, dándole a esta ciudad aragonesa un color especial. El Torico, por su parte, es pequeño pero matón. A pesar de su reducido tamaño pesa entre 54-55 kg y es el que marca el inicio de las Fiestas del Angel o Vaquillas,  al dejarse engalanar con el tradicional pañuelo rojo.

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La Torre de la Catedral, con su estilo típicamente mudéjar
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El Gran Torico

Pero en este caso, lo que nos ocupa es el romance turolense más célebre de todos los tiempos. Ellos, sus protagonistas, son conocidos como Isabel y Diego, aunque sus nombres reales eran Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla. Juan cambió de nombre debido a la obra de Tirso de Molina, que puede que considerara que Diego sería un nombre más comercial para la obra en la que describía su historia. Una historia que ha sido retratada en todo tipo de artes y épocas, y aún sigue representándose año tras año en Teruel, en las Fiestas Medievales o Las Bodas de Isabel.

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Versión de los Amantes, por el pintor Juan Gay

Hay mil versiones diferentes de la misma historia, y todas ellas muy bien relatadas, por lo que he decidido no tratar de competir con ellas porque quedaría en mal lugar. Ésta en particular es de la Fundación Amantes de Teruel, disponible en su propia página web.

En Teruel un joven llamado Juan Martínez de Marcilla, se enamoró de Segura, hija de Pedro Segura. El padre no tenía otra hija y era muy rico. Los jóvenes se amaban mucho, hasta el punto que se hablaron. El joven le dijo que la deseaba tomar por esposa, ella respondió que el deseo de ella era el mismo, pero que supiese que nunca lo haría sin que su padre y madre se lo mandasen. Entonces, él la quiso más. El era un buen joven, pero no tenía riquezas.

El joven dijo a la doncella que, como su padre tan sólo le despreciaba por la falta de dinero, que si ella lo quería esperar cinco años él iría a trabajar por mar y por tierra, donde poder ganar dinero. Ella se lo prometió.

Peleando contra los moros, ganó pasados cinco años cien mil sueldos, por mar y por tierra.

La doncella en este tiempo fue muy importunada por el padre para que tomase marido. Su respuesta era que había votado virginidad hasta que tuviese veinte años, diciendo que las mujeres no debían casar hasta que pudiesen y supiesen regir su casa. El padre como la amaba la quiso complacer.

Pasados los cinco años el padre le dijo: Hija, mi deseo es que tomes compañía. Ella, viendo que el plazo de los cinco años había pasado y no sabía nada del enamorado, dijo que lo haría. En seguida el padre la desposó y al poco tiempo se realizaron las bodas; y el otro llegó.

El enamorado se puso tras el lecho de su amada ya desposada y le dijo: bésame que me muero y ella repuso: No quiera Dios que yo falte a mi marido. Por la pasión de Jesucristo os suplico que busquéis a otra, que de mí no hagáis cuenta, pues si ha Dios no ha complacido, tampoco me complace a mí. El dijo otra vez: bésame que me muero; repuso ella: No quiero.

Entonces el cayó muerto. Ella, que lo veía como si fuera de día por la gran luz de la habitación, se puso a temblar y despertó al marido diciendo que roncaba tanto que le hacía sentir miedo, que le contase alguna cosa. Y él contó una burla. Ella dijo que quería contar otra. Y le contó lo ocurrido y de cómo con un suspiro Juan había muerto.

Dijo el marido: Oh! Malvada, y ¿Por qué no lo has besado? Repuso ella: por no faltar a mi marido. Ciertamente, dijo él, eres digna de alabanzas.

El, todo alterado, se levantó y no sabía qué hacer. Decía: Si las gentes saben que aquí ha muerto, dirán que yo lo he matado y seré puesto en gran apuro.

Acordaron esforzarse y lo llevaron a casa de su padre. Lo hicieron con gran afán y no fueron oídos por nadie…

A la joven le vino al pensamiento cuánto la quería Juan y de cuánto había hecho por ella, y que por no quererlo besar había muerto. Acordó ir a besarlo antes que lo enterrasen; se fue a la iglesia del señor san Pedro, que allí lo tenían. Las mujeres honradas se levantaron por ella. Ella no se preocupó de otra cosa más que de ir hacia el muerto. Le descubrió la cara apartando la mortaja, le besó tan fuerte que allí murió. Las gentes que venían que ella, que no era parienta, estaba así sobre el muerto, fueron para decirle que se quitase de allí pero vieron que estaba muerta. El marido contó a todos a los que había delante el caso según ella se lo había contado. Acordaron enterrarlos juntos en una sepultura.

(versión actualizada del Papel de Letra Antigua, fechable a finales del siglo XIV)

Esta leyenda data de la Edad Media, pero mucho ha llovido desde entonces. Desde que, en 1207, fueron enterrados juntos hasta hoy en día, los cuerpos de los amantes han ido cambiando de ubicación cada cierto tiempo, aunque siempre dentro del mismo Teruel.

Así pues, como decíamos, en 1207 fueron enterrados juntos, pero no sería hasta 1555 que serían encontrados ambos cuerpos, en una de las capillas de la Iglesia de San Pedro. Gracias a la literatura, ya en esa época se conocía la leyenda de los Amantes, por lo que un siglo y medio más tarde, en 1704, se decidió exponer los cuerpos a la vista de todos en un armario en el claustro de la Iglesia donde habían sido encontrados. Como se puede ver en las fotos (abajo ↓), los cuerpos fueron cubiertos con una especie de faldas, ya que al encontrarse en suelo sagrado, debían cubrirse las partes nobles. 

Del armario, los amantes pasaron a un templete, presente también en el claustro de la Iglesia de San Pedro (foto de la derecha, arriba ↑). Los cuerpos estaban sostenidos por unas barras de madera y expuestos directamente al frío turolense. De hecho, se cree que el hecho de que se conserven tan bien los restos de los amantes se debe a una momificación natural por la exposición a inclemencias meteorológicas y a las bajas temperaturas del invierno de Teruel. Tal como explicaron en el recorrido por el Mausoleo de los Amantes, se podría decir que los cuerpos han pasado por el mismo proceso que la cecina para su curación!

Finalmente, en 1902, los Amantes llegan a la capilla del Santo Corazón, donde se encuentran en la actualidad. Juan de Ávalos sería el encargado de realizar sus tumbas actuales, construidas en alabastro. Por fin, Isabel y Diego tendrían su lugar en el llamado ahora Mausoleo de los Amantes.

 

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Las tumbas se encuentran situadas una al lado de la otra y las representaciones de los amantes yacen sobre sus cuerpos reales. Isabel, vestida y descalza al haber entrado a la Iglesia para despedirse de su amado y Diego (o Juan) cubierto por una sábana por ser su velatorio, descansan ahora en su Mausoleo, haciendo un gesto de unión con las manos, unas manos que nunca llegan a tocarse.

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Es muy bonito creer en la leyenda de un amor como éste, un amor que permanece a través de los siglos. Pero, ¿cuál es la veracidad de esta historia? Los cuerpos de los amantes han sido sometidos a la prueba del Carbono 14 con el fin de descubrir algo más sobre ellos y saber si son, realmente, Diego e Isabel. Las pruebas confirmaron que los restos datan del siglo XIII, que son un hombre y una mujer jóvenes y que fallecieron de muerte natural. Además, el hecho de haberlos encontrado enterrados en suelo sagrado confirma que no pudo tratarse de un suicidio. Algunos estudios han confirmado también la posibilidad de morir de pena por un paro cardíaco, por lo que, aunque no sepamos mucho más sobre estos cuerpos, las pruebas existentes permiten mantener viva la leyenda y la ilusión por poder conocer a estos amantes. 

Es en Teruel donde todo empezó y allí es también donde hay que ir para encontrarlos. Así que, si vais a esta ciudad y paseáis entre sus edificios mudéjares y visitáis la plaza del Torico, no dejéis de pasar a saludar al tercer pilar turolense. Isabel y Diego os esperan pacientemente, mientras su historia de amor traspasa siglos y fronteras.


7 comentarios en “Teruel, España – La historia de sus Amantes

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