En la provincia de Alicante hay calas espectaculares, como ya sabemos. Sin embargo, hay veces en las que nos puede la comodidad y no apetece tanto tirarse a la carretera para ir a descubrirlas. Para esas ocasiones, los alicantinos contamos siempre con el Cabo de Huertas. Este saliente que separa Alicante y la Playa de San Juan, está repleto de pequeñas calas, más que adecuadas para una buena sesión de snorkel.
Hay que reconocer que la llegada a estas calitas no está muy bien indicada, pero, cuando las encuentras, merecen la pena. En este caso hablaré de la Cala de la Palmera o, como la he oído llamar muchas veces, la Cala del Faro.
¿Qué encontrarás?
Ésta es la última cala de la larga serie de ellas que componen el perfil del Cabo de Huertas de Alicante. La cala, de 98 metros de longitud, está rodeada de urbanizaciones y es la más cercana al antiguo faro que dirigía a los navegantes por esas costas.
Al llegar encontramos una primera zona con arena, pero a medida que nos acercamos al agua las superficies son todas de rocas. Por ese motivo, el uso de escarpines sería recomendable. Además, para el acceso al agua hay amplias superficies recubiertas de flora marina que, con los pies desnudos, pueden resultar bastante dolorosas de recorrer.
Nosotros siempre solemos instalarnos en la zona derecha de la cala, donde las superficies de rocas son algo más alargadas y, por lo tanto, la comodidad es algo mayor (aunque siga siendo roca!). Desde ahí el acceso al agua puede ser paulatino, por las zonas que se introducen suavemente en el agua; o de golpe, en uno de los pequeños saltos que nos llevan directos al mar.


El agua no suele estar muy agitada y los fondos marinos pueden verse con claridad, por lo general. Aun así, según la época, la cala estará más o menos recubierta de hojas de Posidonia traídas por la marea, que dificultan un poco la vista de los fondos. De todas maneras, podremos ver seguro gran cantidad de peces y moluscos recorriendo estas aguas.
Hacia la parte izquierda de la cala, bordeando por el agua un saliente rocoso en dirección al Faro, podemos encontrar grandes superficies recubiertas de plantas y organismos de un color rosado. Además, yo soy una gran aficionada a buscar conchas de erizos de mar y en esta cala he podido recoger varias a cada visita.
El fondo marino de la Cala de la Palmera es semejante al de todo el litoral levantino, por lo que no nos trae muchas sorpresas. Sin embargo, al estar conectado con el resto de calas del Cabo, tenemos mucha libertad a la hora de descubrir la zona desde el agua, ya que siempre nos quedará algo por ver.
¿Cómo llegar?
Para ser sincera, esta zona para mí es un pequeño triángulo de las Bermudas, de donde nunca sé cómo salir y a la que nunca sé como he entrado. Digo esto por si tenéis algún problema encontrando esta cala, ya que para mí cada vez es un reto.

Según Google Maps, el camino más directo, saliendo desde Alicante, es por la Avenida de la Albufereta y continuando por la Avenida de la Condomina. Casi hacia el final de esta avenida, nos adentramos en el Cabo de Huertas por el Camino del Faro. Es aconsejable aparcar al final de esta calle o en la calle de la Morena, y ya bajar andando hasta la cala por la Calle Pez Espada. ¡Espero que no tengáis tantos problemas en encontrarla! 🙂